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Arquitectos: Jacobsen Arquitetura
- Área: 1053 m²
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Fotografias:Fernando Guerra
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Emergiendo entre la densa vegetación de la Mata Atlántica, es en la costa paulista donde el proyecto para esta residencia de fin de semana, ubicada en un condominio residencial a pocos minutos de la playa, establece un oasis para una familia de surfistas.
En el privilegiado lote de esquina, rodeado por la mata y cuya casa original ha acompañado a la familia durante décadas, el proyecto de actualización tuvo como premisa la preservación del jardín tropical – su gran herencia. Con esto en mente, tras un profundo análisis del terreno y sectorización de la antigua morada, que a su vez estaba bien implantada en función de la insolación y vistas, entendimos la necesidad de mantener la distribución programática y la posición de la piscina.
Respetando la claridad existente, la nueva construcción se acomoda en la porción frontal del lote, asegurando la privacidad de los espacios de estar y ocio, que se dirigen al patio trasero, abrazado por el macizo vegetal. De fácil lectura, estructuralmente la residencia se define a partir de un juego de llenos y vacíos: sobre un plano horizontal en estructura metálica, suspendido a algunos centímetros del suelo a partir del nivel de la calle, en el piso térreo dos volúmenes rodeados por paneles de madera organizan los espacios de servicio y entretenimiento, mientras que las salas surgen sobre el vacío que se abre al jardín, delimitadas por amplios planos de vidrio. Delgados pilares de sección circular, distribuidos en malla perimetral, benefician los interiores con un generoso vano libre.
Perpendicular a la vía de acceso principal del condominio, el primer bloque organiza el home theater, conectado a una pequeña terraza, además de un cuarto de huéspedes y sauna. Brises de madera con sistema de apertura tipo camarón dejan entrever el verde y filtran la luz natural. El segundo volumen, paralelo a la calle principal, está ocupado por el lavabo, cocina, lavandería y dormitorio de servicio. Nichos cortan la estructura para establecer bancos de apoyo a la bodega y al espacio gourmet. Traer la imagen de un monolito único a partir de la fachada, paneles de madera – protegidos por la prolongación de la losa superior que da origen a un delicado alero que sombrea el acceso – mimetizan la puerta de entrada. Brises verticales de misma materialidad recubren la ventana en tira que atraviesa de la cocina al área de servicio.
Sobre la bandeja metálica superior, dos bloques revestidos en acero corten acomodan los espacios íntimos, como bungalows suspendidos aludiendo al concepto de casa en el árbol. El primero se desarrolla como pabellón principal, desde donde se encuentra la suite del casal y sala íntima, mientras que el segundo, de ángulo oblicuo y en balanceo, resguarda tres suites.
El arreglo de las volumetrías propicia la creación de una dupla de terrazas, adornadas por áreas ajardinadas y rodeadas por bancos perimetrales que actúan como guarda-cuerpos. A favor de la privacidad de los residentes, el que da a la calle tiene menor dimensión y las fachadas reciben brises verticales. En el lado opuesto, el contacto con la naturaleza se intensifica a partir de amplios marcos de vidrio que se abren a la terraza – desde donde los residentes podrán realizar prácticas de yoga en sintonía con el paisaje circundante. La apertura cenital posicionada sobre la circulación vertical ilumina la obra visual – materializada en forma de poema y de fuerte significado para la familia –, desarrollada por la artista brasileña, Mana Bernardes, especialmente para el proyecto.
Una oda al clima litoral, la paleta de materiales naturales busca traducir los conceptos de calidez y ligereza: la madera se aplica en los ripados de los paneles, el forro y los brises. Placas de granito Blanco Itaúnas recubren los pisos de los interiores y el deck de la piscina, piedra Sabão en el nicho de la chimenea y paginación irregular en Lajão sobre la terraza lateral. En el mobiliario se suman sofás en lino y piezas de diseñadores brasileños junto a las marcenarías desarrolladas por Jacobsen.
Subrayando la integración visual entre el interior y el exterior, cuando los marcos están completamente recogidos, las salas de estar y comedor se unen a la terraza gourmet y solárium. La aplicación y repetición de los materiales que se extienden a los exteriores destaca la continuidad visual de los espacios. Ubicada a unos 5 minutos de la playa, un sendero rodeado por la densa vegetación conecta la casa directamente con el mar. En el jardín, el paisajismo, desarrollado en colaboración con Daniel Nunes, integra especies nativas con las nuevas, entrelazando el diálogo entre edificación y paisaje, como un resultado natural. Para garantizar el menor impacto ambiental en el terreno, pilotis elevan la casa otorgando estanqueidad y acceso a las instalaciones. Estéticamente, la solución imprime ligereza al conjunto.